Estaba perfecta. Divina. Sin embargo, tenía un viejo complejo de la infancia: la nariz. Hasta que. finalmente, Ménica Ayos decidió hacerse un retoquecito. “Era la única herencia que me quedaba de mi viejo”, comentó jocosa la actriz, quien tenía un perfil similar al de su fallecido padce, el prestigioso bailarín de tango Víctor Ayos, y que ahora luce como una muñequita Barbie recién salida de fábrica.
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